¿Qué es el Latinobarómetro?
El Latinobarómetro es el estudio de opinión pública más extenso y consistente sobre la democracia, la economía y la sociedad en América Latina. Producido anualmente por la Corporación Latinobarómetro, con sede en Santiago de Chile, este informe recoge desde 1995 las percepciones y actitudes de los ciudadanos de la región a través de encuestas representativas aplicadas en 17 países. A partir de su edición 2024 —que marca tres décadas de medición ininterrumpida—, el informe ofrece una visión indispensable sobre el estado actual de la democracia en América Latina: sus avances, retrocesos y las nuevas tensiones que enfrentan nuestras sociedades. En esta entrada, presentamos un análisis de los principales hallazgos del Latinobarómetro 2024, tanto a nivel regional como en algunos casos nacionales clave —México, Chile, Argentina, Perú y Ecuador—, con especial atención a las implicaciones para las agendas de gobierno abierto y calidad democrática.
I. Un panorama regional contradictorio
Contra muchos pronósticos fatalistas, la democracia en América Latina no ha naufragado. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del Latinobarómetro 2024, el estudio de opinión pública más consistente de la región, que este año cumple tres décadas de mediciones. Los resultados de la última encuesta, aplicada en 17 países entre agosto y octubre, muestran una democracia que resiste en medio de un contexto adverso: estancamiento económico, desigualdad persistente, crisis de representación y avance del crimen organizado.
El apoyo a la democracia experimentó un leve repunte respecto a 2023. Sin embargo, como advierte Marta Lagos, directora del Latinobarómetro, este aumento no basta para declarar una tendencia consolidada. “La democracia tiene altos y bajos, pero lo significativo es que se puede recuperar. Eso nos devuelve cierta esperanza”, señaló Lagos en una entrevista reciente. El dato resulta relevante en un escenario donde la narrativa sobre la “muerte de la democracia” se ha extendido, alimentada por olas de autoritarismo competitivo y populismos en la región.
Uno de los factores que ha contribuido a este repunte es el impacto de recientes procesos electorales. Las elecciones en Argentina, México, Ecuador, Guatemala y Panamá han tenido un efecto revitalizador sobre la percepción democrática en estos países. No obstante, esta tendencia no es homogénea. En Perú y Bolivia, el desgaste institucional y las pugnas internas entre élites políticas han socavado el apoyo ciudadano a la democracia.
Aunque la satisfacción con el funcionamiento democrático ha aumentado levemente, persiste un dato preocupante: dos tercios de los latinoamericanos siguen insatisfechos. Más aún, las actitudes hacia la democracia se han tornado ambiguas. Según el estudio, más de la mitad de los ciudadanos de clase alta no tendría reparos en aceptar un gobierno no democrático si este resuelve los problemas del país. Además, cuatro de cada diez latinoamericanos creen que la democracia podría funcionar sin partidos, parlamento ni oposición. Como subraya Lagos, esta es “la mayor debilidad de la democracia en la región”.
La percepción de captura del poder también sigue siendo un lastre. El 72 % de los encuestados considera que sus países están gobernados por grupos poderosos que actúan en beneficio propio. Si bien esta cifra es ligeramente inferior al 79 % registrado en 2018, sigue revelando un escepticismo profundo hacia las élites y las instituciones. Sólo en El Salvador y México este indicador cae por debajo del 50 %, reflejando dinámicas políticas particulares.
A diferencia del ciclo previo a la pandemia, caracterizado por estallidos sociales masivos, el clima social actual parece más moderado. Apenas un 26 % de los ciudadanos cree que su país necesita un cambio radical, mientras que un 35 % apuesta por mejoras graduales. Sin embargo, esta calma relativa podría ser transitoria si las expectativas no se ven satisfechas.
El estudio también revela una erosión continua de la confianza institucional. La Iglesia católica, tradicionalmente la institución más confiable, ha perdido apoyo, mientras que la policía ha ganado terreno en un contexto de creciente demanda de seguridad. No obstante, la economía sigue siendo la principal preocupación ciudadana, superando incluso a la inseguridad.
Paradójicamente, los latinoamericanos perciben progreso en su vida personal. El 60 % afirma que su familia ha mejorado en los últimos diez años, y casi la mitad se identifica hoy como clase media, un salto notable respecto a 2020. Este contraste entre percepción personal y visión del país —una brecha que Marta Lagos llama “presión de expectativas”— constituye un desafío para los gobiernos, que deberán gestionar las tensiones entre avances individuales y el desencanto con el entorno institucional.
El apoyo a la economía de mercado ha crecido de manera sostenida, pasando del 47 % en 2007 al 66 % actual. En términos de relaciones internacionales, los latinoamericanos prefieren estrechar lazos con Estados Unidos antes que con China, aunque la imagen del presidente chino es mejor que la del presidente electo estadounidense.
En suma, América Latina atraviesa una fase de resiliencia democrática contenida. El voto sigue siendo el pilar central del compromiso ciudadano, pero la democracia liberal enfrenta un déficit de legitimidad estructural. La región necesita reconstruir la confianza institucional y responder a las demandas de inclusión, transparencia y bienestar que la ciudadanía exige.
II. Democracias nacionales: avances, retrocesos y desafíos
México: el voto como renovador de legitimidad
México emerge como uno de los casos más destacados en el informe de este año. Por primera vez desde 1995, el 50 % de la población mexicana se declara satisfecha con la democracia, ubicándose en el tercer puesto regional. Además, el 74 % apoya la democracia como el mejor sistema de gobierno, y el 49 % expresa una preferencia explícita por este régimen, frente a un descenso del apoyo al autoritarismo.
Este repunte coincide con un año electoral en el que la ciudadanía ratificó el proyecto de la “cuarta transformación”. El proceso electoral —el más grande en la historia del país— ha fortalecido la percepción de legitimidad democrática. La disminución de la percepción de captura del poder (47 %) también sugiere una valoración más positiva del sistema político.
México muestra así que procesos electorales legítimos y ampliamente participativos pueden renovar la confianza democrática, aunque persisten desafíos en materia de contrapesos institucionales y consolidación del Estado de derecho.
Chile: entre el pesimismo y el miedo
En contraste, Chile aparece como uno de los países más pesimistas del continente. La población muestra expectativas económicas muy bajas y un fuerte temor a la delincuencia, pese a que las tasas de homicidio son relativamente bajas. La percepción de que la democracia funciona mal y de que el país está capturado por elites económicas es alta.
Según Marta Lagos, los chilenos son hoy “los más asustadizos” de la región. Este clima de pesimismo, alimentado en parte por un discurso mediático centrado en la inseguridad y la corrupción, erosiona la confianza en las instituciones y mina la legitimidad democrática.
Argentina: alternancia y renovación de expectativas
Argentina ofrece un ejemplo de cómo la alternancia política puede revitalizar el apoyo a la democracia. Tras la elección de Javier Milei, el 75 % de los ciudadanos valora positivamente la democracia, un nivel inusualmente alto. La expectativa de cambio, en particular en la lucha contra la corrupción y en la reforma del Estado, ha impulsado este entusiasmo.
Sin embargo, el contexto es frágil. Persisten altos niveles de desigualdad percibida y una importante proporción de ciudadanos estaría dispuesta a aceptar soluciones autoritarias. El desafío para el nuevo gobierno será convertir esta expectativa en una consolidación democrática sostenible.
Perú: una democracia en crisis
El caso peruano es uno de los más preocupantes. El apoyo a la democracia ha caído en picada en un contexto de crisis institucional crónica y un liderazgo percibido como frívolo. El descrédito de las elites es profundo: todos los expresidentes recientes han enfrentado acusaciones de corrupción, y la percepción de captura del poder es elevada.
La fragmentación política y la desafección ciudadana amenazan con deslegitimar el régimen democrático en el país. Perú enfrenta un riesgo real de erosión democrática si no logra reconstruir mínimamente su pacto institucional.
Ecuador: entre el crimen organizado y la demanda de seguridad
Ecuador vive una recuperación frágil de la fe democrática tras las últimas elecciones. Sin embargo, el aumento del crimen organizado y la violencia ha llevado a la ciudadanía a demandar soluciones de “mano dura”, con riesgos evidentes para los derechos fundamentales.
El país enfrenta una tensión crítica: garantizar la seguridad sin sacrificar los principios democráticos. El respaldo ciudadano al voto y al proceso electoral se mantiene como ancla de legitimidad, pero el margen de maniobra para el fortalecimiento democrático es estrecho.
III. Reflexión final
El Latinobarómetro 2024 muestra que la democracia en América Latina sigue viva, aunque herida. Los procesos electorales tienen un enorme poder para regenerar la confianza, pero este efecto es volátil si no se acompaña de reformas sustantivas. La región enfrenta un reto central: lograr que la democracia sea sinónimo de gobiernos que resuelvan problemas y generen bienestar, sin renunciar a la institucionalidad ni a los derechos fundamentales.
Como bien advierte Marta Lagos, “la democracia se puede recuperar”. Pero para lograrlo, América Latina necesita fortalecer su tejido institucional, reconstruir la confianza en los partidos y el parlamento, y abrir espacios reales de participación y transparencia. En este contexto, las agendas de gobierno abierto y rendición de cuentas no son un lujo: son una necesidad urgente para asegurar que la resiliencia democrática observada en 2024 sea más que un espejismo pasajero.
El Latinobarómetro 2024 confirma que la democracia latinoamericana es resiliente, pero también profundamente ambivalente y vulnerable. Comprender sus dinámicas actuales es esencial para fortalecer las políticas de gobierno abierto, transparencia y rendición de cuentas en la región. Invitamos a todas y todos los interesados en profundizar en los resultados y series históricas del estudio a consultar el informe completo, disponible de forma gratuita en el sitio oficial de Latinobarómetro: www.latinobarometro.org.
Descarga el Informe Latinobarómetro 2024 en este enlace